Les invito a que vean la foto a pie de la página L5 de La Voz de Galicia en el ejemplar de hoy. Retrata al alcalde de A Coruña tomando un vino español con los chicos de la prensa. La excusa fue realizar un balance de su acción de gobierno en el ecuador del mandato.
La imagen me recordó aquella anécdota atribuida a la casa de Alba. Cuenta que se acercó un criado al duque/duquesa y le anunció que afuera estaban los periodistas. El/la noble respondió: "pues que pasen y coman".
Mucho ha avanzado la profesión periodística desde entonces, pero sigue arrastrando cierta consideración social de chico/chica para todo, al servicio de intereses de distinto signo y, sobre todo, complaciente con el poder.
Por supuesto que no estoy diciendo que los periodistas coruñeses coman en la mano del alcalde, pero me preguntó por qué hay que tomar un pinchito con Losada antes o después de un acto informativo como es un análisis de situación municipal.
Los políticos de todos los pelajes tienen muy entrenada la forma de tratar a los medios de comunicación. Buscan la complicidad o la amistad de los altos cargos, a los mandos intermedios los cultivan directamente o a través de sus jefes de gabinete con exclusivas o tratos de favor, y el trato con la tropa lo delegan en sus jefes de prensa. De vez en cuando les dan un pincho. Y cada vez más les llaman para hacer declaraciones sin posibilidad de hacer preguntas, con el beneplácito de directores, directores adjuntos, subdirectores, adjuntos al director, redactores jefes y jefes de sección.
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