Es una costumbre ya instituida desde hace tiempo esa de ir de giras informativas por España adelante, o por el extranjero si cuadra. Es lo que hacen habitualmente las cadenas radiofónicas y, de vez en cuando, las emisoras de televisión.
Consiste en coger a sus comunicadores estrella y demás personal de apoyo y montar el programa en un auditorio, en un hotel o en una bodega. Suele invitarse al presidente y al alcalde de la comunidad autónoma correspondiente, y tampoco falta el dueño de la bodega o del hotel si hay patrocinio de la firma comercial.
Por ejemplo, la SER se ha ido hoy hasta Barcelona para que Franzino haga en Barcelona su magazine aprovechando que se inaugura la nueva terminal del aeropuerto del Prat. No discuto la importancia que tiene para los catalanes el evento, pero ya me dirán qué diablos le interesa a uno de Badajoz tal suceso.
Es una muestra más de la peligrosa mixtura entre información y espectáculo que asola la comunicación. Se valora el envoltorio en vez del contenido, se realza el decorado en lugar del argumento. Y, por supuesto, se desliza hacia un periodismo complaciente con el político o con empresario de turno.
Propongo que, ante la situación económica que atravesamos, se realice una serie de programas en el patio de operaciones del Banco de España, o en la sede del Ministerio de Economía, o en La Moncloa.....
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