Ir al contenido principal

Las hijas de Zapatero y su padre

Las declaraciones de Zapatero en la polémica provocada por la difusión de una fotografía de las hijas del presidente en una cena oficial con Obama denota la forma de entender la praxis política que tiene este hombre.

Zapatero está persuadido de que en política se puede hacer o decir cualquier cosa sin que tenga consecuencias. Por ejemplo, digo que ETA está en fase final porque negocio con ella mientras los terroristas están colocando una bomba en el aeropuerto de Barajas; afirmo que España sufrirá una suave desaceleración, pero finalmente reconocemos que atravesamos una crisis del carajo de la vela. Así se escribe la peripecia de este accidente histórico que nos ha tocado sufrir.

Dice El País que en círculos próximos están indignados con lo que ha sucedido. Pues que se tomen una tila o acepten que el presidente no está por encima del bien y del mal, que es un mortal sujeto a los riesgos propios de su cargo.

En realidad, lo que ha sucedido es que, como a todos los inquilinos de La Moncloa, el cargo se le ha subido a la cabeza y se creen con bula para todo. A ello colaboran los medios de comunicación más o menos próximos, que aceptan las cortapisas que se les imponen desde las escaleras del poder.

Pues no, señor presidente, si usted quiere mantener el loable anonimato de sus hijas no pose junto a ellas con el presidente de los Estados Unidos. Finalmente, a usted le ha podido el padrazo que lleva dentro porque ¿cuántas adolescentes españolas tienen una foto con Obama y sus papás?

A ver si con este incidente menor toma conciencia Zapatero de lo que todos sabemos de nuestro mortal devenir: las palabras y los actos pasan factura, incluso a los políticos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Otra de ex presidentes

Hace un par de días contaba las últimas andanzas de José María Aznar, devenido en promotor comercial de su último libro. Hoy me toca hablar de su íntimo enemigo, el también ex presidente del Gobierno Felipe González. El viejo dinosaurio socialista lleva más de una década jubilado, exactamente desde que en 1997, al año de perder el gobierno, dijo, nada más empezar el congreso del PSOE, que lo dejaba; yo estaba allí, y la cara de pasmo y estupor de la concurrencia era indescriptible. En la misma operación colocó a su albacea Joaquín Almunia al frente de la cosa; fracasó sin paliativos, Josep Borrell mediante. Y luego llegó el actual, ya saben, la figura histórica de la que hablaba Leire Pajín. A lo que vamos. Felipe González se dedica, entre otras cosas, a tocarle las narices de vez en cuando a la figura histórica (bueno, vale, Zapatero) para recordarle que no le gusta nada lo que está haciendo. Es lo mismo de Aznar con Rajoy, al que cada cierto tiempo le agita el avispero popular con l

Ricos, locos asesinos y currantes.

Todos los días millones de personas nos levantamos con la intención de cumplir con nuestras obligaciones, sean del tipo que sean. Normalmente son hacer nuestro trabajo de la mejor manera posible, ocuparnos de las necesidades de nuestra familia o ser honrados ciudadanos. Y ya es bastante. Una de las primeras cosas que hacemos es echarle un vistazo a la prensa o escuchar la radio. Es saludable y demuestra interés por lo que pasa a nuestro alrededor, pero a veces puede alterarnos el estado de ánimo. Veamos alguna muestra de lo que nos encontramos hoy: Ahí tenemos el enésimo serial de la infanta, el marido de la infanta y los tejemanejes que entre los dos y sus socios se montaron. La mujer prefiere pasar por tonta antes que admitir cualquier grado de responsabilidad en los enjuagues de Noos y otros negocios. Está en su derecho, también en el de no pagar la fianza, pero los ciudadanos también estamos en nuestro derecho de pensar que esto tiene toda la pinta de acabar en una operaci

El equipo médico habitual

Hubo un tiempo en que los españoles seguíamos atentamente las informaciones que facilitaba el llamado "equipo médico habitual". Era un grupo de brillantes especialistas que trataban al por entonces Jefe del Estado, el general Francisco Franco, de las numerosas dolencias que le aquejaban y que lo llevaron a su tumba del Valle de los Caídos en noviembre de 1975. Por aquellos años yo era un ser humano a medio camino entre la niñez y la primera adolescencia, y la verdad, la retahíla de problemas de aquel señor mayor que mandaba por encima de todos me sonaban un tanto lejanos. Lo único que saqué de beneficio fueron tres días sin clase cuando se murió, que casi coincide con mi cumpleaños. Ahora esto del equipo médico habitual parece que vuelve a estar de moda. No son siempre los mismos médicos ni el paciente es tan tenebroso como aquel militarcito que secuestró el poder gracias a un golpe de estado y una guerra civil. Los problemas de salud del Rey Juan Carlos nos devuelven l