Este año hay 50.000 candidatos/as a participar en Gran Hermano. Parece ser que la crisis ha animado al personal a acudir a las pruebas para entrar en la casa de cristal con vistas a toda España. Probablemente es una cifra que no debería sorprendernos a tenor del tipo de sociedad en la que vivimos, los valores que se transmiten y los modelos vitales que propalan las televisiones. Con este panorama lo raro es que no aparezcan 500.000. La apuesta por la telebasura en sus diferentes modalidades, incluso revestida de seriedad, es general en la televisión comercial española. Vemos lo que nos dan porque la audiencia, considerada como masa, es incapaz de imponer un cambio de rumbo. Sólo la certeza empresarial de que la sal gruesa no vende nos liberará de la tiranía de lo chabacano. Tampoco podemos esperar mucho de la capacidad de discernimiento de una sociedad narcotizada por el hedonismo, en donde impera el todo vale y en la que a los jóvenes se les transmite la idea de que el esfuerzo no e...
Reflexionemos sobre lo que pasa y se dice, sea lo que sea.