La peripecia de los bomberos catalanes confundidos con etarras nos confronta con los riesgos de la ciudadanía ante el funcionamiento de los aparatos estatales. De la noche a la mañana, unos honrados funcionarios contribuyentes mudaron sin ellos saberlo en un grupo de terroristas que estaban siendo perseguidos tras haber matado en Francia a un gendarme.
Estupefactos nos hemos quedado al comprobar el método chapucero aplicado por las fuerzas de seguridad francesas para lanzarse sobre los presuntos etarras. Se olvidaron de algo tan simple como chequear la identidad de los hombres que aparecían en el vídeo. Se fiaron de lo que les decía uno de los terroristas detenido.
Y con eso se lanzaron sobre estos cinco clientes de la Agencia Tributaria, o sea, tipos como usted o como yo, atrapados en las fauces del Gran Leviatán francés, cabreado por el asesinato de uno de sus servidores. Es un ejemplo más, muy significativo por los protagonistas y el origen, de la indefensión en la que vivimos los sufridos sostenedores del Estado del Bienestar. Unas veces nos confunden con etarras, otros nos suben los impuestos para pagar las incompetencias de nuestros gobernantes o se llevan por delante nuestras casas en nombre de un progreso basado en el cemento.
Rubalcaba se solidariza con la chapuza de los franceses. Está muy bien eso de ir de colega, sobre todo cuando la pifia no la sufres tu. Y todo esto es responsabilidad de un aparato de seguridad que cuesta miles de millones de euros que confunde bomberos con etarras en un video de Carrefour.
Estupefactos nos hemos quedado al comprobar el método chapucero aplicado por las fuerzas de seguridad francesas para lanzarse sobre los presuntos etarras. Se olvidaron de algo tan simple como chequear la identidad de los hombres que aparecían en el vídeo. Se fiaron de lo que les decía uno de los terroristas detenido.
Y con eso se lanzaron sobre estos cinco clientes de la Agencia Tributaria, o sea, tipos como usted o como yo, atrapados en las fauces del Gran Leviatán francés, cabreado por el asesinato de uno de sus servidores. Es un ejemplo más, muy significativo por los protagonistas y el origen, de la indefensión en la que vivimos los sufridos sostenedores del Estado del Bienestar. Unas veces nos confunden con etarras, otros nos suben los impuestos para pagar las incompetencias de nuestros gobernantes o se llevan por delante nuestras casas en nombre de un progreso basado en el cemento.
Rubalcaba se solidariza con la chapuza de los franceses. Está muy bien eso de ir de colega, sobre todo cuando la pifia no la sufres tu. Y todo esto es responsabilidad de un aparato de seguridad que cuesta miles de millones de euros que confunde bomberos con etarras en un video de Carrefour.
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