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Carburantes y mercado, otra milonga.

Los apologetas del mercado suelen explicarnos las bondades del mismo, que se resumen en que hay que dejarlo actuar libremente para que beneficie a los ciudadanos/consumidores/contribuyentes. Su mantra es que hay que liberalizar, desregular y veremos como todo va en la dirección correcta.
El problema para estos personajes es que con demasiada frecuencia la realidad desmiente sus postulados. El coste de los carburantes en España es uno de ellos. El precio del barril de petróleo Brent, que se toma como referencia en Europa, cerro el viernes 3 de octubre a 92,20 dólares. El litro de gasóleo estaba ayer en A Coruña a 1,379 euros. Exactamente en mismo precio que cuando el barril superaba holgadamente los 100 dólares.
Simplemente esto significa que el oligopolio de la distribución de combustible en España se está llenando los bolsillos, como es habitual, sin repercutir en el consumidor la rebaja en el precio al que compra la materia prima.
Nos dirán que es por efecto de la cotización del dólar, por los impuestos estatales, porque el gasóleo o la gasolina que se expende ahora se compró a precios más altos y bla, bla, bla .... Palabrería para justificar el sablazo. Uno más en este país (incluida Catalunya) de pillos y vividores.

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