Las televisiones comerciales se han convertido, creo que muy a pesar de sus trabajadores, en máquinas de vulnerar los códigos profesionales del periodismo. En esta ocasión no toca hablar de la telebasura o de la difusión de contenidos de baja calidad, cuando no directamente tóxicos para el televidente.
Hoy quiero destacar el uso de periodistas para difundir publicidad dentro de los espacios informativos. Es habitual ver como los informadores, generalmente de deportes o del tiempo, publicitan productos antes, durante o después de contar la actualidad o la predicción meteorológica.
Un servidor recuerda cuando en la facultad le explicaban la sagrada diferencia entre la noticia y la publicidad, de tal manera que los transmisores de una y otra tenían que ser sujetos diferentes, especialmente en los informativos.
Ahora eso es una antigualla. Priman las cuentas de resultados. Se asocia la publicidad al informador buscando que el producto se aproveche de la credibilidad o el carisma del periodista, se consigue que el espectador no cambie de canal y se trague el mensaje.
Todo se soluciona colocando en el ángulo superior izquierdo de la pantalla un texto advirtiendo que se emite un mensaje publicitario. Por lo de ahora no se han atrevido con los informadores que presentan noticias de información general, pero todo llegará. Es una muestra más de la degradación profesional a la que nadie parece poner coto ..... y de lo mal que algunos periodistas hacen publicidad. Claro, lo suyo no es eso.
Zapatero ha entrado en la crisis del Alakrana con un objetivo público y otro más o menos encubierto. El objetivo para consumo público es conseguir la liberación de los marineros en poder de los piratas somalíes. Obvio. Todo el mundo apoya al presidente. El objetivo encubierto es evitar el desgaste político que la nefasta gestión del secuestro del atunero está provocando a su gobierno y a él mismo. Para conseguir esto último ha seguido dos estrategias: la primera es tratar de que los medios de comunicación dejen de criticar la acción del ejecutivo y de servir de altavoz a los familiares; para ello se ha servido de una apelación a la responsabilidad de los informadores y opinadores. Malo, malo, porque cuando a un periodista le pide responsabilidad un político es que algo pretende esconder o conseguir. La segunda estrategia de Zapatero para atenuar la presión sobre el ejecutivo es convencer a los familiares de los tripulantes para que guarden un prudente silencio. Por lo visto, parece qu...
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