Hoy es el día. Nos han subido el IVA a todos, pobres y ricos, de izquierdas o de derechas, ateos o creyentes. Eso es lo injusto, que es para todos igual, aunque los que más lo sufran serán los que menos recursos tienen, los antaño mileuristas o los integrados en la legión de los parados.
La subida del IVA es la prueba mas clara de la forma en que el Gobierno, instigado por sus jefes ideológicos de Bruselas y Berlín, pretende sacarnos de la sima económica en la que nos encontramos: cargando los costes a los ciudadanos, principalmente trabajadores asalariados.
Es de una vulgaridad lacerante si no fuera porque cualquiera puede darse cuenta de que esta política económica forma parte de una estrategia global para podar las conquistas sociales y laborales de los últimos 75 años. Y quien no lo quiera ver, allá su ceguera. Y hoy no toca hablar de los políticos capaces de hacer lo contario de lo que predicaban. Otro día será.
El suelo es fundamental. Sobre el suelo de la calle caminamos o circulamos en coche, sobre el suelo de la casa vivimos, el "suelo" de nuestro salario, si tenemos el privilegio de trabajar, nos permite vivir y planificar nuestra vida. En definitiva, el suelo está ahí para que nosotros podamos hacer cosas. El suelo también es vital para los partidos políticos, aunque sea en sentido metafórico. El "suelo" es ese mínimo que les permite conservar el poder o sobrevivir cuando vienen mal dadas. Por ejemplo, ese suelo mínimo explica que las encuestas le den al PP cerca de un 30% de intención de voto a día de hoy o que el PSOE conservase mas 110 diputados en 2011 tras la gestión de Zapatero. Hace casi un año, cuando las perspectivas electorales apuntaban a una victoria del Partido Popular, escribí en este blog: Seguro que los sociólogos y los especialistas en demoscopia podrían explicar esto. Yo, profano en la materia y observador de lo que pasa, solo puedo decir ahora...
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