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El papa Francisco comienza a caminar

Las primeras palabras del nuevo papa en su primera misa como sumo pontífice indican que algunas cosas van mal en la Iglesia. Cuando les tiene que pedir a los cardenales que sean irreprochables, que carguen con la cruz de Cristo, que se mezclen con la gente y que confiesen a Jesucristo es que las cosas no se deben de haber hecho bien en las altas instancias eclesiales.

Las palabras de Francisco son un aldabonazo para tanto católico, cura y laico, sacerdote de base o obispo, con ambiciones y sin ellas, que piensa que la Iglesia es una institución que debe tener privilegios en la sociedad, que tiene derecho a tratar de imponer sus puntos de vista, que comparte más que impone.

La homilía del pontífice les habrá sonado muy bien a los miles de curas, monjas, laicos y obispos que se dejan la piel trabajando por los más desfavorecidos en el tercer mundo, pero ahora también en el primero, al lado de nuestra casa por mor de la devastadora crisis que padecemos. Que son ejemplo de vida cristiana y que dan testimonio de su fe. Yo conozco a unos cuantos.

Aún es pronto para emitir juicios, pero los primeros mensajes de Francisco, incluso la elección de su nombre papal, transmiten signos esperanzadores.

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