Hasta hace unos meses me empeñaba en rebatir a los que afirmaban que el Partido Popular no era más que la vieja derecha española, montaraz y antidemocrática, que tantos disgustos nos ha causado a lo largo de nuestra historia.
Les decía que entre los políticos del PP y la nomenclatura franquista no había ninguna relación, más allá de que en algunos casos compartieran apellidos. Y además les recordaba que la izquierda patria también tenía muertos en el armario, y no solo en la fosa en la que aparecieron Lasa y Zabala, aquellos etarras liquidados por los servicios parapoliciales en plena primavera socialista, versión Felipe González.
Debo admitir que desisto de la tarea de glosar la calidad democrática del PP. Por, entre otras, las siguientes razones:
1.- Porque se han aplicado a desarrollar políticas económicas y adoptar decisiones que no estaban recogidas en su programa electoral, vulnerando el pacto con los ciudadanos.
2.- Como consecuencia de lo anterior, por mentirosos.
3.- Porque están liderados por un político, Mariano Rajoy, incapaz de dar la cara ante los ciudadanos y que escapa de los periodistas.
4.- Porque no me gusta que los periodistas tengan que ver las intervenciones del antedicho Rajoy a través de una pantalla de plasma.
5.- Porque permiten que sea presidente de la Comunidad de Madrid un señor como Ignacio González, dispuesto a censurar la libertad de información porque no le gusta que un periódico publique fotos del presidente de Galicia con un contrabandista de tabaco y luego narcotraficante, sacadas hace quince años.
6.- Ya puestos, por aceptar que el señor González, don Ignacio, siga de presidente de Madrid tras demostrar tamaña desfachatez antidemocrática, en vez de denunciar el hecho ante los tribunales si cree que atenta contra el honor y la fama de Alberto Núñez Feijóo.
Y a pesar de todo, conozco a políticos del PP que son muy buena gente, demócratas a carta cabal. Pero como se duerman van a acabar contaminados por la derechona de siempre.
Les decía que entre los políticos del PP y la nomenclatura franquista no había ninguna relación, más allá de que en algunos casos compartieran apellidos. Y además les recordaba que la izquierda patria también tenía muertos en el armario, y no solo en la fosa en la que aparecieron Lasa y Zabala, aquellos etarras liquidados por los servicios parapoliciales en plena primavera socialista, versión Felipe González.
Debo admitir que desisto de la tarea de glosar la calidad democrática del PP. Por, entre otras, las siguientes razones:
1.- Porque se han aplicado a desarrollar políticas económicas y adoptar decisiones que no estaban recogidas en su programa electoral, vulnerando el pacto con los ciudadanos.
2.- Como consecuencia de lo anterior, por mentirosos.
3.- Porque están liderados por un político, Mariano Rajoy, incapaz de dar la cara ante los ciudadanos y que escapa de los periodistas.
4.- Porque no me gusta que los periodistas tengan que ver las intervenciones del antedicho Rajoy a través de una pantalla de plasma.
5.- Porque permiten que sea presidente de la Comunidad de Madrid un señor como Ignacio González, dispuesto a censurar la libertad de información porque no le gusta que un periódico publique fotos del presidente de Galicia con un contrabandista de tabaco y luego narcotraficante, sacadas hace quince años.
6.- Ya puestos, por aceptar que el señor González, don Ignacio, siga de presidente de Madrid tras demostrar tamaña desfachatez antidemocrática, en vez de denunciar el hecho ante los tribunales si cree que atenta contra el honor y la fama de Alberto Núñez Feijóo.
Y a pesar de todo, conozco a políticos del PP que son muy buena gente, demócratas a carta cabal. Pero como se duerman van a acabar contaminados por la derechona de siempre.
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