Llegados al punto en que nos encontramos en este páramo de la Gran Recesión hay que utilizar la riqueza del diccionario para calificar noticias y sucesos. Por ejemplo, el resultado de los llamados "test de estrés" a los que acaba de someterse la banca europea.
Los chicos y chicas que nos gobiernan, aventajados alumnos en hacer más pobres a la mayoría de los ciudadanos y más ricos a unos pocos, están que saltan de alegría porque todos los bancos españoles han superado con notable el examen. "Podemos sentirnos muy orgullosos y satisfechos", proclamó ese señor que no se acuerda del nombre de Rato, es decir, Mariano Rajoy.
Como decía al principio, usando el diccionario, alegrarse en exceso de la solvencia bancaria actual es una solemne estupidez. Básicamente por dos razones. Primera, porque la buena salud de la inmensa mayoría de entidades llega después de un rescate que nos ha costado a los empobrecidos ciudadanos miles de millones de euros; segunda, porque el resultado mide la fortaleza ante una posible nueva recesión, que es el riesgo que corremos si no se pone fin a la "austerocracia" y se aplican medidas de estimulo a la economía europea.
Y como dice un amigo mío, finalizo con dos cositas: sacar pecho porque Bankia haya quedado en tercera posición es de tontos visto el despropósito de su historia reciente, y que los medios de comunicación se suban a la ola de la alegría es desconcertante.
Los chicos y chicas que nos gobiernan, aventajados alumnos en hacer más pobres a la mayoría de los ciudadanos y más ricos a unos pocos, están que saltan de alegría porque todos los bancos españoles han superado con notable el examen. "Podemos sentirnos muy orgullosos y satisfechos", proclamó ese señor que no se acuerda del nombre de Rato, es decir, Mariano Rajoy.
Como decía al principio, usando el diccionario, alegrarse en exceso de la solvencia bancaria actual es una solemne estupidez. Básicamente por dos razones. Primera, porque la buena salud de la inmensa mayoría de entidades llega después de un rescate que nos ha costado a los empobrecidos ciudadanos miles de millones de euros; segunda, porque el resultado mide la fortaleza ante una posible nueva recesión, que es el riesgo que corremos si no se pone fin a la "austerocracia" y se aplican medidas de estimulo a la economía europea.
Y como dice un amigo mío, finalizo con dos cositas: sacar pecho porque Bankia haya quedado en tercera posición es de tontos visto el despropósito de su historia reciente, y que los medios de comunicación se suban a la ola de la alegría es desconcertante.
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