Esta Semana Santa que se nos aproxima se ha vuelto a repetir. Me refiero a los privilegios de los conductores de los magazines de la radio española. Este lunes ya no estaban ante los micrófonos de sus respectivas emisoras. Nunca he comprendido la razón de que tengan más vacaciones que el resto de los mortales, y no me refiero sólo a periodistas.
¿Por qué gozan de esos privilegios? ¿Es que son de una pasta especial, distinta al resto de profesionales de la radio, que no disfrutan sueldos como los suyos? Es cierto que arrastran grandes masas de oyentes, pero precisamente por eso están especialmente comprometidos ante sus seguidores. ¿Quizá será que ellos se cansan más que los periodistas que patean la calle en busca de información? En estas ocasiones recuerdo la sentencia: el jefe debe ser el primero que llega y el último que se va. Por lo de pronto, que se tomen un mes de vacaciones.
¿Por qué gozan de esos privilegios? ¿Es que son de una pasta especial, distinta al resto de profesionales de la radio, que no disfrutan sueldos como los suyos? Es cierto que arrastran grandes masas de oyentes, pero precisamente por eso están especialmente comprometidos ante sus seguidores. ¿Quizá será que ellos se cansan más que los periodistas que patean la calle en busca de información? En estas ocasiones recuerdo la sentencia: el jefe debe ser el primero que llega y el último que se va. Por lo de pronto, que se tomen un mes de vacaciones.
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