Estoy leyendo una biografía de Walter Lippmann, uno de los grandes periodistas norteamericanos y mundiales. Voy por su juventud, pero me han llamado la atención sus reflexiones tras su breve paso por la actividad política, muy al principio de su trayectoria pública.
Lippmann se movía a principios de siglo en los ambientes del socialismo norteamericano, más próximo a las construcciones del socialismo científico que a la praxis real del socialismo marxista europeo. Walter llega pronto a la conclusión de que aquello no es lo suyo y, tras cuatro meses junto a un alcalde, lo dejó porque no soportaba a los políticos, a los burócratas del partido, los representantes sindicales y los votantes que pedían favores, en palabras de su biógrafo Ronald Steel
Pero más significativa es la reflexión que hizo un amigo suyo Bernard Berenson, sobre el fugaz paso de Lippmann por la política: "El problema de Walter Lippmann (...) es que tiende a tratar la política como una serie de problemas casi geométricos, y no tiene suficientemente en cuenta que la política no consiste solamente en el bien y el mal abstractos, sino principalmente en el material humano que participa en ella (.....) Tantas cosas que serían factibles con seres humanos razonables, resultan totalmente imposibles debido a la inercia, el ansia por obtener un beneficio inmediato y la codicia impulsiva. Estas cosas echan a perder las propuestas más nobles de los legisladores y dan al traste con sus ambiciones fundamentales".
Les dejo a ustedes que apliquen, en lo posible, esta reflexión en torno a Walter Lippmann a la política que nos rodea.
Lippmann se movía a principios de siglo en los ambientes del socialismo norteamericano, más próximo a las construcciones del socialismo científico que a la praxis real del socialismo marxista europeo. Walter llega pronto a la conclusión de que aquello no es lo suyo y, tras cuatro meses junto a un alcalde, lo dejó porque no soportaba a los políticos, a los burócratas del partido, los representantes sindicales y los votantes que pedían favores, en palabras de su biógrafo Ronald Steel
Pero más significativa es la reflexión que hizo un amigo suyo Bernard Berenson, sobre el fugaz paso de Lippmann por la política: "El problema de Walter Lippmann (...) es que tiende a tratar la política como una serie de problemas casi geométricos, y no tiene suficientemente en cuenta que la política no consiste solamente en el bien y el mal abstractos, sino principalmente en el material humano que participa en ella (.....) Tantas cosas que serían factibles con seres humanos razonables, resultan totalmente imposibles debido a la inercia, el ansia por obtener un beneficio inmediato y la codicia impulsiva. Estas cosas echan a perder las propuestas más nobles de los legisladores y dan al traste con sus ambiciones fundamentales".
Les dejo a ustedes que apliquen, en lo posible, esta reflexión en torno a Walter Lippmann a la política que nos rodea.
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