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Un asunto muy, muy delicado

Los obispos redoblan su frente contra el proyecto del gobierno de reformar la legislación sobre el aborto. Pretenden que los diputados católicos voten en contra de las propuestas gubernamentales, anteponiendo sus creencias religiosas a su condición de representantes del pueblo. Para la cúpula del PSOE estamos ante un intento eclesial de imponer una moral privada al conjunto de la sociedad.

Pero el asunto no es tan sencillo; una vez más queda patente la capacidad de Zapatero para complicarse la vida, y nunca mejor dicho. El presidente ha hecho del aborto un señuelo más de su estrategia cortina de humo, que consiste en plantear cuestiones y polémicas que entretengan a la opinión pública.


Esto es lo que dice el programa del PSOE para las elecciones de 2008 en relación con el aborto. Parece claro que los socialistas no han buscado ese amplio consenso, toda vez que no han contado con el punto de vista del principal partido de la oposición, que representa a la mitad del país.

En la propuesta electoral se alude a promover la reflexión, y se utiliza la expresión cualquier posible modificación; es decir, emplea ese lenguaje tan propio de los programas de los partidos para no comprometerse y dejar todas las puertas abiertas.

Sin embargo, Zapatero se ha metido de lleno en la batalla. Y le encarga el trabajo a la ministra Aído (sin palabras), propone ampliar hasta 16 semanas el plazo para el aborto libre, y pretende que las menores puedan abortar sin informar a sus padres.

El gobierno ha planteado la reforma en unos términos en los que no sólo va a tener problemas con la Iglesia; también con los dirigentes y votantes socialistas que no entienden que sus hijas aborten y ellos se enteran tomando la tostada del desayuno, o que se compare el aborto con una operación de cirugía estética.

Estamos ante una decisión de conciencia para los políticos. Uno de esos momentos en que el problema no se soluciona prometiendo cualquier cosa. Es un dilema complejo para abordar con serenidad y reflexión, poniéndose en el lugar del otro. Es decir, pensar sin prisas, mirando al bien de la sociedad en su conjunto, no en el corto plazo del rédito electoral, que es lo único que le interesa a Zapatero.

Comentarios

  1. La cuestión difícil es consensuar a partir de cuántas semanas de embarazo la madre que aborte y el personal sanitario que participe en la intervención van a la cárcel. La Iglesia los manda al infierno por abortar y ahora presiona, una vez más, para que los encarcelen. Y usted ¿qué piensa?

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  2. Vaya, lamento que no me haya replicado a mi pregunta.

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