El profesor Félix Ortega, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, acaba de publicar un libro titulado "La política mediatizada" en el que analiza, entre otras cosas, el papel del periodista y su influencia en la transmisión del mensaje político y en la praxis de los dirigentes partidistas. Realiza una disección de la función mediadora de los informadores, con especial relevancia para los que él denomina líderes periodísticos.
El profesor Ortega nos presenta a unos informadores que influyen en la acción política, no porque intervengan directamente en las decisiones, sino porque los políticos busquen su "amparo", determinando en ese momento las decisiones ejecutivas.
Los líderes periodísticos, tal como los describe el profesor Ortega, tienen unos nombres y apellidos que no se ofrecen en el libro. El análisis personal que podría haber sido complementado con una descripción de actitudes que se dan, con características propias, en los grupos de comunicación.
La pretensión de liderazgo social por encima de la representación política, la autoconsideración de portavoces de la sociedad, la creación de opinión a partir de hechos no verificados o la tutorización de los líderes políticos son formas de actuación que no sólo se dan en sujetos individuales, también aparecen en los grandes conglomerados de la comunicación, con intereses económicos multiformes.
Los líderes periodísticos y las empresas prefieren los trazos definidos, el blanco o negro, lo bueno y lo malo según quién sea el objeto de la información. No caben matices en una práctica maniquea que ha empobrecido la información y, por supuesto, la opinión.
El profesor Ortega nos presenta a unos informadores que influyen en la acción política, no porque intervengan directamente en las decisiones, sino porque los políticos busquen su "amparo", determinando en ese momento las decisiones ejecutivas.
Los líderes periodísticos, tal como los describe el profesor Ortega, tienen unos nombres y apellidos que no se ofrecen en el libro. El análisis personal que podría haber sido complementado con una descripción de actitudes que se dan, con características propias, en los grupos de comunicación.
La pretensión de liderazgo social por encima de la representación política, la autoconsideración de portavoces de la sociedad, la creación de opinión a partir de hechos no verificados o la tutorización de los líderes políticos son formas de actuación que no sólo se dan en sujetos individuales, también aparecen en los grandes conglomerados de la comunicación, con intereses económicos multiformes.
Los líderes periodísticos y las empresas prefieren los trazos definidos, el blanco o negro, lo bueno y lo malo según quién sea el objeto de la información. No caben matices en una práctica maniquea que ha empobrecido la información y, por supuesto, la opinión.
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