Los socialistas ya tienen un líder para que los guíe para lo que puede oscilar entre una larga travesía del desierto y un breve interregno marianista previo al advenimiento de una nueva etapa de gobierno socialista. La marcha de la economía y la capacidad de Rajoy para embridar los instintos restauracionistas que manifiestan las últimas decisiones gubernamentales determinarán el futuro político en los próximos años.
Coincidirán conmigo en que es desalentador ver cómo los socialistas han tenido que escoger entre un político más viejo que las maracas de Machín y una creación mezcla de de marketing político y zapaterismo rampante. Rubalcaba ya formaba parte de las elites socialistas a mediados de los años ochenta, cuando Chacón aún iba al colegio. El problema de Carme es que mientras Rubalcaba tiene una hoja de servicios labrada con esfuerzo, ella la ha rellenado a toda prisa siguiendo el manual de mediocridad que redactó Zapatero para medrar en el PSOE.
El caso es que viendo el panorama económico y la amenaza de la "supervicepresidenta" -estamos en el inicio del inicio de los "sacrificios"- es urgente que los socialistas, como principal fuerza de la oposición y presuntos representantes del modelo alternativo, sean capaces de articular un discurso y una estrategia creíble para la millonaria masa de ciudadanos que asisten perplejos al acoso y derribo de su bienestar y su futuro.
Quizá es mucho pedir que Rubalcaba, que respaldó a ZP cuando éste metió mano en el bolsillo de los funcionarios y congeló las pensiones, sea ahora el abanderado de otra política económica. Cierto que ahora hay cosas que dijo en campaña que comienzan a oírse en boca de líderes europeos y políticos gubernamentales españoles, pero el destrozo de Zapatero al crédito del PSOE va a requerir mucho más que propuestas más o menos sensatas.
El PSOE tiene que conectar con los cuatro millones de votantes que Zapatero embaucó en 2008 para perpetuarse en el poder y conducir a España al precipicio económico. Forman parte de esa masa de ciudadanos que están en el paro, temen por sus empleos, han perdido poder adquisitivo por que sus salarios están congelados o han disminuido, etc... No votaron al PP y esperan acontecimientos. Los populares lo saben. Espero que el PSOE y Rubalcaba también.
Tras el congreso del PSOE vienen las elecciones en Andalucía. Y probablemente luego conoceremos las medidas "dolorosas" que está cocinando el Gobierno. Como en el PP abundan los creyentes cristianos se me ocurre exclamar: ¡Dios nos coja confesados!
Coincidirán conmigo en que es desalentador ver cómo los socialistas han tenido que escoger entre un político más viejo que las maracas de Machín y una creación mezcla de de marketing político y zapaterismo rampante. Rubalcaba ya formaba parte de las elites socialistas a mediados de los años ochenta, cuando Chacón aún iba al colegio. El problema de Carme es que mientras Rubalcaba tiene una hoja de servicios labrada con esfuerzo, ella la ha rellenado a toda prisa siguiendo el manual de mediocridad que redactó Zapatero para medrar en el PSOE.
El caso es que viendo el panorama económico y la amenaza de la "supervicepresidenta" -estamos en el inicio del inicio de los "sacrificios"- es urgente que los socialistas, como principal fuerza de la oposición y presuntos representantes del modelo alternativo, sean capaces de articular un discurso y una estrategia creíble para la millonaria masa de ciudadanos que asisten perplejos al acoso y derribo de su bienestar y su futuro.
Quizá es mucho pedir que Rubalcaba, que respaldó a ZP cuando éste metió mano en el bolsillo de los funcionarios y congeló las pensiones, sea ahora el abanderado de otra política económica. Cierto que ahora hay cosas que dijo en campaña que comienzan a oírse en boca de líderes europeos y políticos gubernamentales españoles, pero el destrozo de Zapatero al crédito del PSOE va a requerir mucho más que propuestas más o menos sensatas.
El PSOE tiene que conectar con los cuatro millones de votantes que Zapatero embaucó en 2008 para perpetuarse en el poder y conducir a España al precipicio económico. Forman parte de esa masa de ciudadanos que están en el paro, temen por sus empleos, han perdido poder adquisitivo por que sus salarios están congelados o han disminuido, etc... No votaron al PP y esperan acontecimientos. Los populares lo saben. Espero que el PSOE y Rubalcaba también.
Tras el congreso del PSOE vienen las elecciones en Andalucía. Y probablemente luego conoceremos las medidas "dolorosas" que está cocinando el Gobierno. Como en el PP abundan los creyentes cristianos se me ocurre exclamar: ¡Dios nos coja confesados!
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