Al gobierno español los ciudadanos les importamos un carajo. Sí, no os extrañéis. Tan poco le importamos que desee el día siguiente el PP se opuso a incumplir el programa electoral con el que ganó las elecciones.
A los partidos políticos españoles solemos importarles un carajo los ciudadanos. Sólo somos el botín que hay que conseguir para acceder al poder. Eso explica que cuando mandan no nos haga ni puto caso y cuando están en la oposición nos utilicen como rehenes para volver dosolían.
Al estado de Israel le importan un carajo los palestinos, menores, mayores y ancianos. Cada cierto tiempo, con una excusa u otra, en respuesta a no sé qué atentado o acción de Hamas, vuelcan fuego y metralla sobre los palestinos, que a lo que se ve no merecen la consideración de seres humanos para la dirigencia israelí.
Y a la llamada "comunidad internacional" tampoco le importamos un carajo los bípedos racionales. Ya los sabíamos por su comportamiento en guerras y demás ajustes de cuentas, pero el criminal derribo de un avión civil sobre Ucrania nos lo ha dejado claro. Ahí están las fotos del tren donde se apilan los cadáveres los infortunados viajeros. Mientras tanto, unos y otros se tiran los trastos sobre quién disparó, dónde de están las cajas negras y demás debates. Todo ante el patético espectáculo de unos gobernantes europeos que no le tocarán un pelo al sátrapa que habita en el Kremlin.
A los partidos políticos españoles solemos importarles un carajo los ciudadanos. Sólo somos el botín que hay que conseguir para acceder al poder. Eso explica que cuando mandan no nos haga ni puto caso y cuando están en la oposición nos utilicen como rehenes para volver dosolían.
Al estado de Israel le importan un carajo los palestinos, menores, mayores y ancianos. Cada cierto tiempo, con una excusa u otra, en respuesta a no sé qué atentado o acción de Hamas, vuelcan fuego y metralla sobre los palestinos, que a lo que se ve no merecen la consideración de seres humanos para la dirigencia israelí.
Y a la llamada "comunidad internacional" tampoco le importamos un carajo los bípedos racionales. Ya los sabíamos por su comportamiento en guerras y demás ajustes de cuentas, pero el criminal derribo de un avión civil sobre Ucrania nos lo ha dejado claro. Ahí están las fotos del tren donde se apilan los cadáveres los infortunados viajeros. Mientras tanto, unos y otros se tiran los trastos sobre quién disparó, dónde de están las cajas negras y demás debates. Todo ante el patético espectáculo de unos gobernantes europeos que no le tocarán un pelo al sátrapa que habita en el Kremlin.
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