Se sienta uno delante de la tele para pasar una tarde de domingo cinematográfica y la primera en la frente. Aunque la culpa es toda mía por caer en la tentación. Sí, se me ocurrió ir al YOMVI y ponerme a ver Sex Tape, la última de Cameron Diaz.
Aguanté media hora. Suficiente para hartarme de un guión lamentable. Y de los desnudos púdicos para soslayar la muy púdica agencia de calificación americana. Ya sabéis, en los USA puedes comprar una pistola en el súper, pero eso del sexo en el cine tiene que ir dentro de un orden.
En fin, que me voy a otra cosa. Ni Cámeron Díaz merece un minuto más de mi tiempo sabático.
Aguanté media hora. Suficiente para hartarme de un guión lamentable. Y de los desnudos púdicos para soslayar la muy púdica agencia de calificación americana. Ya sabéis, en los USA puedes comprar una pistola en el súper, pero eso del sexo en el cine tiene que ir dentro de un orden.
En fin, que me voy a otra cosa. Ni Cámeron Díaz merece un minuto más de mi tiempo sabático.
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