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Todo muy progresista

Una de las falacias progresistas es la escudarse en los gastos de las políticas sociales para explicar las subidas de impuestos. Es lo que ha hecho una vez más el gobierno español para justificar los incrementos en los tasas que gravan los carburantes y el tabaco: resulta que hay es necesario aportar más cuartos a la Ley de la Dependencia. Hay que reconocerle a la señora Salgado una aportación propia al catálogo de justificaciones para subir impuestos: ayudará a conseguir "una economía más sostenible" (sic).
Vamos a dejar un par de cosas claras. Primera: hay que poner dinero para la Ley de la Dependencia (llega tarde para Quintana), y también, por ejemplo, para las muy progresistas ayudas a la natalidad que se dan por igual tanto si ganas 14.000 euros al año o 100.000; o para tapar el agujero en las prestaciones sociales de tanto parado provocado por esta crisis del modelo de crecimiento que Zapatero quiere cambiar ahora, no antes, cuando fardaba de lo mucho que crecía el PIB español a base del ladrillo, sordo a las advertencias que dentro y fuera del país le anunciaban el desastre en el que estamos inmersos.
Segunda cuestión: este tipo de medidas son lo menos progresista que hay en el mercado de baratijas políticas. La gasolina sube igual para los mileuristas que para los ejecutivos, sólo que éstos últimos lo pueden soportar y los primeros ven como su economía sufre.
Y no me despido sin comentar la habitual falacia de los políticos españoles para hacernos comulgar con ruedas de molino: los carburantes subirán, pero menos que en los países de nuestro entorno. Vale, pues yo acepto que la gasolina cueste lo mismo que en Francia, pero que me paguen los mismos sueldos de los franceses.

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