Parece ser que un error médico ha sido la causa de la muerte de Rayan, el bebé prematuro de la primera víctima de la gripe A en España. Su madre falleció a causa de las complicaciones que le provocó esa enfermedad; él fue extraído del vientre de la mujer a tiempo de salvarse, pero una mala administración de su alimentación lo ha matado.
En este caso ni los médicos ni los políticos han buscado excusas. Dicen que es un tremendo error que no tiene explicación. Y ante esas palabras mi primer pensamiento se dirigió hacia el padre del bebé y hacia la enfermera que presuntamente cometió el error.
Al hombre le han destrozado la vida. Primero su mujer muere en la flor de la vida, en medio de un debate sobre la atención que recibió, ahora fallece su hijo, que pese a todo estaba sano, parece ser que a causa de una negligencia. Como para quedar marcado.
Pero ¿y la enfermera?¿qué va a pasar con ella? Si yo estuviera en su piel me entrarían sudores fríos escuchando a los políticos. Puede ser la cabeza de turco sobre la que descargar responsabilidades.
Me imagino su drama humano, distinto al del padre de Rayan, pero también profundo y emocionalmente devastador.
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