Ir al contenido principal

REDES SOCIALES Y POLÍTICA

Acabo de terminar de leer un libro sobre cómo la campaña presidencial de Barack Obama se sirvió de las nuevas tecnologías de la información a través de Internet para construir su proceso electoral. Está escrito por Diego Beas, un especialista mexicano en nuevos medios y su impacto en la gobernación. A pesar de que dedica mucho espacio a explicar la forma en que el equipo del candidato estableció una tupida red de apoyos y financiación popular a través de Internet, hay otra parte sumamente interesante: cómo las redes sociales cibernéticas pueden transformar la acción de la administración y de los gobernantes.

Leyendo los ejemplos actuales y las prospectivas de Diego Beas nos podemos dar cuenta de lo mucho que queda por hacer y del desconocimiento que nuestros gobernantes, los de España, tienen sobre el cambio que supone Internet en sus canales de relación con los ciudadanos. Desde el punto de vista de la e e-administración que no acaba de cuajar por distintas razones, que van desde el uso de sistemas operativos en exclusiva, la excesiva rigidez de los sistemas de verificación o, por qué no decirlo, la desconfianza del ciudadano a difundir documentos privados a través de la red.

Por lo que respecta a la nueva esfera de actuación y relación de los políticos con los ciudadanos que propone Internet, en España andamos por las páginas web, los blogs de iniciativa particular, perfiles en Facebook y poco más. Las campañas electorales que se avecinan, especialmente la de las próximas generales, servirán para comprobar si la "experiencia Obama" se aplica en nuestro país. Veremos si los simpatizantes se convierten en publicistas del candidato, o si se conforma una masa de contactos electrónicos para hacer llegar de forma individualizada las propuestas partidistas. En los próximos meses comprobaremos si nuestros políticos sacaron consecuencias de la campaña cibernética contra la "Ley Sinde"; ahí ya sufrieron en sus propias carnes las potenciales de la praxis de participación y difusión de la red.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Otra de ex presidentes

Hace un par de días contaba las últimas andanzas de José María Aznar, devenido en promotor comercial de su último libro. Hoy me toca hablar de su íntimo enemigo, el también ex presidente del Gobierno Felipe González. El viejo dinosaurio socialista lleva más de una década jubilado, exactamente desde que en 1997, al año de perder el gobierno, dijo, nada más empezar el congreso del PSOE, que lo dejaba; yo estaba allí, y la cara de pasmo y estupor de la concurrencia era indescriptible. En la misma operación colocó a su albacea Joaquín Almunia al frente de la cosa; fracasó sin paliativos, Josep Borrell mediante. Y luego llegó el actual, ya saben, la figura histórica de la que hablaba Leire Pajín. A lo que vamos. Felipe González se dedica, entre otras cosas, a tocarle las narices de vez en cuando a la figura histórica (bueno, vale, Zapatero) para recordarle que no le gusta nada lo que está haciendo. Es lo mismo de Aznar con Rajoy, al que cada cierto tiempo le agita el avispero popular con l

El equipo médico habitual

Hubo un tiempo en que los españoles seguíamos atentamente las informaciones que facilitaba el llamado "equipo médico habitual". Era un grupo de brillantes especialistas que trataban al por entonces Jefe del Estado, el general Francisco Franco, de las numerosas dolencias que le aquejaban y que lo llevaron a su tumba del Valle de los Caídos en noviembre de 1975. Por aquellos años yo era un ser humano a medio camino entre la niñez y la primera adolescencia, y la verdad, la retahíla de problemas de aquel señor mayor que mandaba por encima de todos me sonaban un tanto lejanos. Lo único que saqué de beneficio fueron tres días sin clase cuando se murió, que casi coincide con mi cumpleaños. Ahora esto del equipo médico habitual parece que vuelve a estar de moda. No son siempre los mismos médicos ni el paciente es tan tenebroso como aquel militarcito que secuestró el poder gracias a un golpe de estado y una guerra civil. Los problemas de salud del Rey Juan Carlos nos devuelven l

Ricos, locos asesinos y currantes.

Todos los días millones de personas nos levantamos con la intención de cumplir con nuestras obligaciones, sean del tipo que sean. Normalmente son hacer nuestro trabajo de la mejor manera posible, ocuparnos de las necesidades de nuestra familia o ser honrados ciudadanos. Y ya es bastante. Una de las primeras cosas que hacemos es echarle un vistazo a la prensa o escuchar la radio. Es saludable y demuestra interés por lo que pasa a nuestro alrededor, pero a veces puede alterarnos el estado de ánimo. Veamos alguna muestra de lo que nos encontramos hoy: Ahí tenemos el enésimo serial de la infanta, el marido de la infanta y los tejemanejes que entre los dos y sus socios se montaron. La mujer prefiere pasar por tonta antes que admitir cualquier grado de responsabilidad en los enjuagues de Noos y otros negocios. Está en su derecho, también en el de no pagar la fianza, pero los ciudadanos también estamos en nuestro derecho de pensar que esto tiene toda la pinta de acabar en una operaci