Los periodistas somos un grupo laboral muy peculiar. Para empezar, periodista lo puede ser cualquiera en España con tal de que un empresario lo contrate (bueno, también Zapatero dijo que cualquiera podía ser presidente del gobierno); otra peculiaridad es que los propios periodistas minusvaloramos la formación nuestra formación universitaria (¿se imaginan a los arquitectos reclamando el cierre de escuelas de arquitectura?); por si fuera poco, ahora hay santones de la profesión que se han empeñado en cerrar facultades y limitar el número de alumnos.
Ciertamente, somos peculiares los periodistas. El último en ofrecer sus recomendaciones ha sido el presidente de la Academia de la Televisión, el otrora famoso Manuel Campo Vidal. Dice que hay demasiados alumnos de periodismo, y que a lo mejor son necesarios más ingenieros en España. Es curioso que lo diga el dirigente de una institución que anda ofreciendo los servicios de la academia que preside a las facultades para que sus afiliados den cursos, previo pago de una cuantiosa cantidad de dinero, a los estudiantes.
No seamos injustos. Campo Vidal es el último de una lista de renombrados periodistas y empresarios empeñados en cuestionar la formación universitaria de los informadores. Otros llevan años afanándose en la tarea. Los hay que sostienen que para ser periodista no es necesario recibir una enseñanza específica; otros, más benevolentes, apuntan que con un posgrado de dos años bastaría; nos podemos encontrar con lo que argumentan que lo que se explica en las facultades está alejado de la práctica. Pero casi todos recurren a los estudiantes para llenar las redacciones en verano y cubrir así las vacaciones de sus redactores.
No negaré que debemos seguir mejorando la formación universitaria de los comunicadores. Se ha avanzado mucho desde que hace casi treinta años comencé mis estudios en Madrid. Lo he podido comprobar viendo llegar a los becarios todos los años o, ahora, dando clase a los jóvenes alumnos. Lo que me apena es la falta rigor en tanto "afamado" periodista que aprovecha la crisis para aplicar su particular "números clausus" profesional.
Ciertamente, somos peculiares los periodistas. El último en ofrecer sus recomendaciones ha sido el presidente de la Academia de la Televisión, el otrora famoso Manuel Campo Vidal. Dice que hay demasiados alumnos de periodismo, y que a lo mejor son necesarios más ingenieros en España. Es curioso que lo diga el dirigente de una institución que anda ofreciendo los servicios de la academia que preside a las facultades para que sus afiliados den cursos, previo pago de una cuantiosa cantidad de dinero, a los estudiantes.
No seamos injustos. Campo Vidal es el último de una lista de renombrados periodistas y empresarios empeñados en cuestionar la formación universitaria de los informadores. Otros llevan años afanándose en la tarea. Los hay que sostienen que para ser periodista no es necesario recibir una enseñanza específica; otros, más benevolentes, apuntan que con un posgrado de dos años bastaría; nos podemos encontrar con lo que argumentan que lo que se explica en las facultades está alejado de la práctica. Pero casi todos recurren a los estudiantes para llenar las redacciones en verano y cubrir así las vacaciones de sus redactores.
No negaré que debemos seguir mejorando la formación universitaria de los comunicadores. Se ha avanzado mucho desde que hace casi treinta años comencé mis estudios en Madrid. Lo he podido comprobar viendo llegar a los becarios todos los años o, ahora, dando clase a los jóvenes alumnos. Lo que me apena es la falta rigor en tanto "afamado" periodista que aprovecha la crisis para aplicar su particular "números clausus" profesional.
José, estoy totalmente de acuerdo contigo. Es cierto que no puedo hablar mucho del ámbito laboral, ya que por desgracia tengo un Cv desbordado de numerosas prácticas pero lamentablemente con ningún contrato como periodista o comunicadora. He de decir, no obstante, que no es cierto que lo que se estudia en la facultad no sirve para nada. Puede que nunca más lo usemos o puede que sea una introducción a lo que luego nos tendremos que enfrentar en el día a día de nuestra profesión, pero lo que está claro es que los que estudiamos periodismo lo hacemos por vocación, sin importarnos si nuestra carrera tendrá salida o no. ¿A caso no hay muchos abogados o muchos "de todo"? ¿Por qué nos van a privar de estudiar lo que realmente nos gusta cuando, además, la nota media para acceder es sin duda alguna de las más altas del listado? Desde luego, Manuel Campo Vidal se está aprovechando de la mala situación en la que se encuentra España y no es consciente, o sí, de sus palabras. Como aporte final añadiré que si hacen falta tantos ingenieros como dice este señor, ¿por qué hay muchos que están en paro o trabajando en otra cosa que nada tiene que ver con sus estudios?
ResponderEliminarYa sabes, el periodista con formación y vocación, el que quiere ganarse la vida ejerciendo esta profesión es una especie en vía de extinción y encima, desprotegida
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