
Les dejaba expuesta en la primera entrega el origen del problema. Ahora vamos a entrar en el desarrollo de los acontecimientos. Un grupo de vecinos decidimos ponernos en marcha para evitar tamaña tropelía urbanística: la construcción de un nudo de autopista inútil en plena ciudad, destruyendo una zona habitada. Nuestro problema era que el Ayuntamiento y la ministra de Fomento ya habían firmado el convenio para cometerla.
Como resulta que estamos en una democracia y A Coruña es feudo socialista creímos que había tiempo para rectificar, algo que suelen hacer los sabios y, de vez en cuando, los políticos. Nos pusimos en contacto con la asociación de vecinos de la zona para mantener un encuentro. Nos reunimos acordamos con los representantes vecinales que éstos gestionarían una entrevista con la concejala de Urbanismo.
Allá que nos fuimos al Ayuntamiento. Pero la concejala tenía un compromiso personal ineludible y en su lugar acudió el concejal de Infraestructuras. No hubo ningún avance porque el asunto superaba al antedicho edil.
La asociación de vecinos envió como representantes suyos a la reunión a dos personas. Una, el antiguo presidente de la federación, no se sabe muy bien en función de qué, y a un miembro de la directiva. El caso que este sujeto es una persona que siempre se ha mostrado, privada y públicamente, a favor de la tropelía del enlace de Lonzas y de la destrucción del núcleo de San Cristóbal das Viñas. Claro que en ese momento no lo sabíamos, ingenuos nosotros.
Esta pequeña jugarreta apunta la actitud de la asociación de vecinos en toda esta historia. La próxima entrega la dedicaremos a hablar con detalle de sus andanzas y de la federación de asociaciones de vecinos.
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