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Federico Trillo todavía sigue en el Congreso

Acaba de conocerse la sentencia definitiva para el general que permitió el intercambio de cadáveres del Yak 42. Finalmente, el general Navarro tendrá que pasarse dos años a la sombra porque su recurso no ha prosperado. Es el castigo judicial para un hombre que quedará como el rostro de la autopsia mentirosa de los militares que murieron por volar desde Afganistán en una "cafetera" pilotada por pilotos agotados.

Navarro se va a la cárcel y en el Congreso de los Diputados se queda Federico Trillo, estratega judicial del PP, ministro de Defensa cuando aconteció el accidente, que por lo visto no tiene ninguna responsabilidad en todo esta macabra farsa montada sobre los cadáveres de un grupo de militares.

El PP no se cansa de decir que los votantes ya ajustaron cuentas con Trillo con la derrota electoral de 2004. Es un argumento solemnemente democrático pero que esconde un cinismo como una catedral. Ni el PP ni Aznar le exigieron responsabilidades por se la cabeza política del esperpento; es más, el partido lo presentó como candidato al Congreso en las elecciones de aquel año. Y ahí sigue, para escarnio de los familiares de las víctimas, vergüenza de su partido y oprobio de Rajoy, que además lo tiene como factotum judicial. Es lo que pasa cuando uno tiene una escasa consideración de si mismo.

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